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Economía circular y desperdicio de alimentos

La economía circular es un concepto al alza en los últimos años. ¡Y no es para menos! Ya que si siguiéramos sus principios podríamos contribuir a preservar el medio ambiente y el progreso humano sería más sostenible. Pero, ¿sabes qué es la economía circular y cómo se relaciona con el desperdicio de alimentos? A continuación te explicamos todo lo que necesitas saber, así que… ¡lee con atención!

¿Qué es la economía circular?

La economía circular es un modelo de producción y consumo que busca aprovechar al máximo los recursos materiales alargando su ciclo de vida.

Así pues, mientras la tradicional economía lineal funciona extrayendo, produciendo, consumiendo y desechando, lo cual acelera el consumo de los recursos del planeta, la economía circular propone mantener las materias primas el mayor tiempo posible en el ciclo productivo.

¿Cómo? Reutilizándolas, reciclándolas y renovándolas. Así los residuos que generan las actividades humanas no dejan de circular, sino que se aprovechan como materias primas de otras industrias.

De esta forma se reducen las emisiones a la atmósfera, el consumo de recursos naturales y la generación de residuos y permite producir y consumir de forma sostenible.

¿Cómo se relacionan el desperdicio de alimentos y la economía circular?

Los vínculos entre el desperdicio de alimentos y la economía circular son muy fuertes. Y es que producir alimentos consume muchos recursos naturales: agua, tierras, energía… que se desperdician cuando esos alimentos se tiran o cuando se estropean a lo largo de la cadena de producción, por ejemplo, si no están bien almacenados o no se transportan en condiciones.

Así pues, si evitamos el desperdicio alimentario y aprovechamos la comida, lo que hacemos es mantenerla en circulación y reducir el ritmo de producción de alimentos. ¿Cómo? Por ejemplo:

  • Utilizando las sobras de tus platos para cocinar recetas de aprovechamiento.
  • Aprendiendo a utilizar las partes de la comida que sueles tirar, como la piel de la cebolla o las hojas de las zanahorias.
  • Comprando solo los alimentos que te hacen falta y no aquellos que seguramente se estropearán en tu despensa antes de que los comas.
  • Llevándote a casa las sobras de los platos que no acabas en los restaurantes para que no terminen en la basura.
  • Comprando la comida fea que nadie quiere y que se echa a perder.

Y tú, ¿nos ayudas a ponerle freno al desperdicio de alimentos? El futuro del planeta depende de ello.

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