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La vuelta al cole, los menús escolares y los de casa

Pocas cosas hay, por no decir ninguna, que nos importen más que nuestros propios hijos. Ni nuestra propia vida. Ese instinto de protección es común a muchas especies de animales, desde los peces a los mamíferos, pasando por aves, reptiles, etcétera. Forma parte de un instinto primario por el que somos capaces de anteponer su seguridad y salud a cualquier otra cuestión.

La alimentación es, por su parte, uno de los elementos con el que más fácilmente vamos a intervenir sobre su pronóstico de salud. Por esa razón nos preocupamos tanto por los menús escolares, es decir, por lo que les dan -y también por lo que les pueden dejar de dar- en la escuela. Y, ciertamente, es importante que nos interesemos por conocer cuál es el planteamiento que sobre el papel hace el centro escolar, así como por la forma de llevarlo a cabo (la calidad de las materias primas y la forma en la que se terminan por solucionar las recetas). Y es que no es lo mismo tener un determinado plan sobre el papel (el menú), que ejecutarlo de forma adecuada (las bandejas con su comida en el día).

Cuatro mínimos imprescindibles en los menús escolares (y en casa)

Es posible que algunas de estas recomendaciones para un menú escolar te suenen a ciencia ficción, me refiero a lo alejadas que puedan estar de la realidad (lo cual explica, además, la dimensión del drama), pero toma buena nota de lo que debería ser una ley de mínimos para cualquier comedor escolar. Y, más aún, como se trata de una ley de mínimos, podrías usarlas también para cumplirlas en casa, ya que: ¿crees que “comer bien” en el colegio, es muy diferente de “comer bien” en casa? Yo no. De hecho, creo que, en lo que a planificación se refiere, debiera parecerse muchísimo. Vamos allá:

  • Todas las comidas principales deberían incluir una ración de alimentos vegetales. Y cuando digo “todas”, me refiero a TODAS. La forma de presentarlas es lo de menos y no ofrece restricciones: en crudo, cocidas, en forma de puré, crema fría o caliente, al horno, salteadas, como guarnición, como ingrediente principal de una receta, como ingrediente secundario, etcétera. Hay cientos de formas de presentar las verduras y hortalizas, y los profesionales de la restauración que se encargan de dar de comer a nuestros hijos deberían poner en práctica sus conocimientos para dar de comer sano, sí, y además “rico”.
  • Todos los postres, o al menos la inmensa mayoría, de todas las comidas principales debieran presentarse en forma de fruta de temporada. Eso sí, invirtiendo un poco más de lo que suele ser habitual en la calidad de esa fruta (bien limpia, presentada y adaptada a la edad de nuestros hijos) y, para ello, se hace imprescindible el pensar en forma de producto de temporada.
  • Cuantos menos ultraprocesados mejor. Estos suelen tomar la forma de pizzas, barritas de pescado, croquetas, empanadillas, salchichas etcétera. No quita para que puedan ser “caseras” y realizadas en el propio centro, pero es habitual que en este tipo de platos se abuse de los ultraprocesados.
  • Las legumbres deberían ser un protagonista semanal, hasta el punto de estar presentes de dos a tres veces por semana (incluidos los fines de semana). Además de los consabidos potajes, este tipo de recurso se puede aprovechas de forma fantástica en ensaladas y purés.

El cole es importante, pero aun lo es más lo que come en casa

A veces perdemos la perspectiva y nos preocupamos por los detalles antes que por los aspectos importantes. Cuando un hijo como en el cole, nos puede parecer que la mayor parte de sus comidas las hace allí (claro, como come de lunes a domingo). Pero te invito a que tengas en cuenta:

  • Que solo come en el cole durante el curso escolar.
  • Que incluso en ese periodo los fines de semana come en casa.
  • Que todas las noches de todo el año cena en casa.
  • Que todos los días de los periodos vacacionales come también en casa.

Así, y por término medio, nuestros hijos tienen unos 175 días lectivos al año, los cuales comen en el cole. Esos mismos niños comerán el resto de los días del año bajo la tutela de sus padres, es decir 190 (= 365-175) y, además, todas las cenas del año (365). De esta forma se puede comprobar que, efectivamente, los menús escolares son importantes, pero más importante (por el número y por el entorno) son las 555 (=190+365) comidas principales (comidas + cenas) que van a realizar nuestros hijos en casa. No desaproveches la ocasión de comer y cenar con ellos siempre que puedas.

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