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Alimentos ECO, BIO u orgánicos: ¿bien por definición?

No. Siento empezar tan fuerte y ser tan directo, pero no. No hay criterios racionales –ni por tanto científicos- para trasladar, dios sabrá porqué, a todos esos alimentos una cierta excelencia nutricional, una superioridad medioambiental o una especial calidad en relación a la seguridad alimentaria (o cualquier combinación de estas cuestiones) por el mero hecho de contar con un certificado del tipo “ecolabel”. Soy consciente de que, así dicho, puede defraudar a muchas personas, pero es lo que hay. Nunca dijimos que defenderíamos cosas que fueran a gustar, pero sí que fuesen ciertas.

La cuestión de la sostenibilidad no se sostiene

Ya ves que no nos vamos a andar por las ramas. La idea consiste en no adoctrinar a nadie. Así que lo mejor es que respondas tú mismo a algunas preguntas: ¿qué tiene de ecológico o medioambientalmente sostenible…

  • ¿Tener casi todo tipo de productos con sello ecológico durante todo el año sin respetar los habituales ciclos de temporalidad? ¿Es ecológico disponer de tomates ecológicos todo el año?
  • ¿Disfrutar de, por ejemplo, mangos ecológicos procedentes de la otra punta del mundo?
  • ¿Tener manzanas eco en nuestro súper procedentes de Italia?
  • ¿Forrar con decenas de plásticos u otros envases a alimentos con sello ecológico?
  • En resumen, producir alimentos con sello ecológico que tienen una importante huella de carbono o hídrica?

El Reglamento Europeo de Producción ecológica es muy elocuente (ya solo en el título) y en sus enunciados y objetivos a la hora de “promover” ciertos tipos de producciones que respeten temporalidades, ciclos vitales, etcétera. Pero, a las pruebas me remito, promover no es, desde luego, conseguir. Una amplia parte de los productos con sello de producción ecológica se salta a la torera todas estas cuestiones. Aquí un servidor tiene sus propias teorías y cree que esto se hace así porque hay un “mercado” que comprará el producto por la etiqueta y poco más. Una especie de ecosnobismo, si se prefiere decir, o ecopostureo, para que me entiendas. Y como tengo mis propias teorías (argumentadas) obro en consecuencia con respecto a ellas. Por eso, por ser biólogo y por conocer el percal os puedo decir que, por mi compromiso ecológico rehúyo de adquirir alimentos de producción ecológica.

La cuestión nutricional tiene poca chicha

¿Os imagináis que todas las manzanas de un mismo árbol fuesen idénticas en todas las cosechas año tras año, con independencia de cómo ha sido el tiempo ese año, de si se ha abonado con esto o aquello, aplicado un tratamiento u otro? ¿Se puede concebir que todas las manzanas del tipo Fuji de todo el mundo sean idénticas procedan o no de agricultura ecológica? Como puedes imaginar a la respuesta de estas preguntas (que es negativa) el hecho de comparar TODO lo ecológico con TODO lo que no lo es, resulta bastante absurdo. Cierto es que habrá ciertas manzanas, naranjas, terneras y quesos que nutricionalmente sean mejor que sus homólogas ya sean las unas o las otras de producción eco o convencional. No, lo ecológico no es ni de lejos, ni por definición más nutritivo que lo que no lo es. 

La cuestión de la seguridad es insegura

Afortunadamente y para nuestra tranquilidad en Europa tenemos implantado un sistema que proporciona a las autoridades nacionales que controlan la seguridad de los alimentos una herramienta para el intercambio de información sobre las medidas tomadas ante la detección de un riesgo. Se llama sistema RASFF (Rapid Alert System Feed and Food) y puedes acceder a él en este enlace. ¿Sabes una cosa? Que de todas las alertas que se recogen año a año, y de todos los informes que se emiten sobre las mismas, no hay, ni ha habido en ningún momento una segregación de los datos en base a la procedencia productiva, eco vs convencional. Con lo cual dudo mucho que nadie pueda defender la especial bondad higiénica de los eco (ni tampoco de los convencionales) porque, sencillamente, esos datos no se han publicado jamás. Al menos de forma oficial.

Antes de despedirme déjame decirte que, en esos informes de la red RASFF si hay una cosa que se pone de relieve es que podemos estar muy seguros (tanto como nunca lo hemos estado) al respecto de la seguridad alimentaria que disfrutamos en nuestro entorno. Sea eco o convencional.

Si quieres ampliar esta información, puedes acudir a este post Alimentos ‘eco’: ni más sanos ni siempre mejores para el medio ambiente en el blog de El Comidista.


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