Volver al blog

El desperdicio alimentario en España: muy mal, pero progresamos adecuadamente

Los hogares de familias con hijos pequeños son los más derrochones con los alimentos frente a los de jubilados y de jóvenes independientes. Entre todos, en España y en 2022, en los hogares españoles se tiraron 1,17 millones de toneladas de comida a la basura.

Por mucho que la inflación nos ahogue y que los precios de la cesta de la compra se disparen, no hay nada más caro, más ineficiente desde el punto de vista de la cartera, que tirar aquello que es nuestro y que nos ha costado un dinero obtener, por poco que sea. Se diría, que en la actual coyuntura económica lo último que deberíamos hacer es tirar la comida que compramos. Pero tiramos mucha, muchísima comida una vez que ya la hemos adquirido y está en nuestra casa. Si lo ponemos con todas sus cifras, tanta como 1.170.000.000 kilos al año. En letra: mil ciento setenta millones de kilos de comida o, como decía, 1,17 millones de toneladas. Se escriba como se escriba, es una burrada. Son datos obtenidos de un informe del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación referidos a 2022. Es, aproximadamente, 116 veces el peso de la Torre Eiffel.

Quizá, por esta razón, además de por las consabidas consecuencias medioambientales relacionadas con el mal uso de los ya escasos y limitados recursos naturales, el desperdicio alimentario ha sido en los últimos años y sigue siendo una de las prioridades del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación. Tanto que el ministro Luis Planas señala que evitar el despilfarro de alimentos ha de ser asumido como un “imperativo categórico” que implique a toda la sociedad. De hecho, el desperdicio alimentario es igualmente una preocupación dentro del panorama europeo.

Algunos datos telegráficos

  • Las tendencias: A pesar de la elocuencia de las cifras resulta algo reconfortante el saber que, desde los últimos años, se lleva recorrida una cierta tendencia descendente con respecto a este tipo de despilfarro. Tanto, que los datos de 2022 son los más bajos desde que el Ministerio de Agricultura recoge datos sobre este tema (2017). Con respecto al año anterior, en 2022 hubo una reducción del 6%, lo que supone 3 kg menos de desperdicio alimentario por habitante en el hogar.
  • Los más y los menos desperdiciados: El grupo de alimentos que más se tira y con gran diferencia es el de las frutas, un dato que se repite año tras año. Así, en el informe de 2022 se señala que se desperdiciaron 6,21 kg de fruta por persona al año, seguido de las recetas ya preparadas o “sobras” (5,43 kg) y las verduras y hortalizas frescas (2,86 kg). La magnitud del desperdicio desciende de forma significativa para los siguientes grupos de alimentos: 0,98 kg de leche fresca, 0,96 kg de pan fresco, 0,83 kg de derivados lácteos, 0,61 kg de embutidos, 0,55 kg de postres lácteos y 0,50 kg de carnes frescas.
  • El perfil: existen diferencias significativas entre las características de los hogares relativas a la cuantía y al tipo de productos alimenticios derrochados. Así los hogares formados por parejas con hijos pequeños encabezan el ranking con 1,88 kg por semana, les siguen las parejas adultas sin hijos (1,44 kg/semana), los hogares monoparentales (1,35 kg/semana) y cierran esta lista los jóvenes independientes (0,84 kg/semana) y los hogares de personas con más edad, jubilados (0,81 kg/semana)
  • En el marco europeo, España es el país que menos alimentos desperdicia en el hogar, tan solo hace las cosas mejor en este sentido Bulgaria, y los más derrochones, con gran diferencia, Portugal e Italia, por este orden.

La gestión es la clave

Con el fin de seguir con esta línea de mejora y desperdiciar cada menos en los hogares existen un par de claves: la gestión y la mejora de las habilidades de aprovechamiento y conservación.

En cuanto a la gestión, esta ha de empezar en el mismo momento de la compra, planificando los productos, calidades y cantidades que racionalmente se prevean consumir. En cuanto a las habilidades de aprovechamiento, toman especial relevancia aquellas destinadas a saber guardar convenientemente los alimentos (ya sea en refrigeración como en congelación) y, por supuesto, las relativas a saber cocinar “nuevas” preparaciones con las sobras: croquetas, empanadillas, sopas, purés, etcétera.

Para saber más del tema, el Gobierno de Aragón, junto a ECODES, publicaron en 2018 una interesante Guía de buenas prácticas frente al desperdicio alimentario. En ella, sus primeros capítulos están dedicados a reflexionar sobre el tema y concienciar de su importancia, tanto en el plano económico, como en el de la sostenibilidad y de la ética. En su último capítulo ofrece una serie de recomendaciones y consejos para planificar la compra, para saber almacenar y conservar, para llevar a cabo en el momento del cocinado y para su reutilización.

Últimos artículos